Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, alias “El Neto”, murió de un disparo en la nuca la noche en que cayó abatido por policías que lo cercaron tras ubicarlo en una casa de la colonia Azteca, revela el acta de defunción que obra en el Registro Civil del Estado de Chihuahua y cuya copia tiene El Diario.
La causa de muerte de “El Neto”, quien se evadió del Centro de Reinserción Social (Cereso) el primer día de 2023 –cuatro días antes de su muerte, el 5 de enero–, plasmada en el documento con número de certificado 22016485, fue “hemorragia cerebelosa y medular” producida por “herida por proyectil de arma de fuego disparado en cráneo”.
Información obtenida de forma extraoficial sobre los resultados de la autopsia establece que el delincuente, que enfrentaba 211 años de cárcel por secuestro, recibió tres disparos durante su huida y recaptura: uno en brazo y otro en la espalda, del lado derecho, y uno más, el que le quitó la vida, en la parte posterior del cuello, en la primera vértebra.
Este último disparo le provocó traumatismo craneoencefálico secundario, que lo llevó a una hemorragia cerebelosa y medular, detalla el dictamen.
“El Neto” estuvo preso desde los 21 años y durante una década en el Cereso 3, ubicado en Ciudad Juárez, por decenas de acusaciones comprobadas por el delito de secuestro.
El 1 de enero se fugó cerca de las 5:30 de la mañana, tras desencadenar un motín que dejó dentro de la prisión a diez custodios y otros siete presos sin vida.
Cuatro días después de esa huida murió en los primeros minutos del jueves 5 de enero.
La fotografía de su cuerpo ensangrentado, bocarriba –sin el parche en el ojo que lo caracterizaba–, con las manos esposadas, en la caja de en una camioneta blanca, presumiblemente de una unidad policial, portando una camiseta negra con el logo de un conejo, dio la vuelta a medios locales y nacionales: se trataba de un delincuente que, a decir de las propias autoridades, lideraba desde el Cereso al grupo ‘Los Mexicles’, que comandaba ataques como los del “jueves negro” –11 de agosto– contra la población civil para evitar traslados de prisioneros a otros penales del país.
Muerto el 5 de enero, su cuerpo fue reclamado por familiares cinco días más tarde, el 10, el mismo día en que el Registro Civil liberó su acta de defunción.